En esta segunda entrega, que se ha retrasado un poco, mi principal objetivo era centrarme en el «City branding» y como se puede generar emociones, orgullo de pertenencia y de «haber estado allí» desde un intangible como la marca y su identidad visual asociada.
Peter, el gondolero del «smallboat» en frente de la casa de Ana Frank
Pero antes de ello, permítanme presentarles a un nuevo amigo de Amsterdan, si en el post anterior les hable de Martijn, el dueño del Lombardo´s hoy me gustaría presentarles a Peter, un “gondolero” de Amsterdan al que les invito a conocer eligiendo su “smallboat” junto a la casa de Ana Frank.
Peter deleitó a mi familia y a mi mismo con sus historias “no convencionales” que aportaban frescura al discurso oficial de un patrón de barcos fluviales:
Peter arrancó con el detalle de si conocíamos el número de bicis que se caen al agua cada año en Amsterdam, considerando que por cada habitante de Amsterdam tenemos, en promedio, más de una bici nos llevan a el millón de bicicletas, de las que unas 15.000 bicicletas caen al canal cada año con especial gravedad los días que hace viento y por supuestos los fines de semana…
Una vez activamos ese dato, Peter llamo la atención sobre la peculiar forma de aparcar de algunos de los residentes y visitantes de Amsterdam con el coche prácticamente pegado al canal, de ahí que no deba extrañarnos que Amsterdam tenga cuatro buzos a tiempo completo para solucionar todo lo que cae al canal a recuperar, en el caso de los coches aproximadamente uno a la semana.
Tampoco estuvo mal como Peter se transformo prácticamente en agente inmobiliario indicándonos los precios de las preciosas casas en primera línea de canales, así como de la diferencia de los barrios donde se ubican. Lo interesante es que en Amsterdam las casas se valoran por el ancho de sus fachadas medidas en “lots” (algo así como la longitud equivalente al ancho de una puerta o ventana). Cuando pasábamos por los canales de Prinsengratch (canal del Príncipe) y Keizersgratch( Canal del Emperador) nos iban señalando las casas más lujosas y caras y comentándonos anécdotas como el hecho de que U2 y los Rolling Stones tuvieran sus sedes fiscales en alguna de esas mansiones.
Amsterdam, maestros del “City branding”
Amsterdam, inspirados en el branding de Nueva York y su icónico “I love NY” ha ido más alla corporizando el eslogan de “I amsterdam” con el RijksMuseum detrás viralizando cada día miles de fotografías de personas en este escenario y consiguiendo un “earned media” que debería ser ejemplo de muchos otros destinos, pues los rostros de personas felices, de cientos de destinos disfrutando en estas letras e inmortalizando ese instante es la mejor postal de “emocionalidad” y “engagement” que cualquier destino aspira a conseguir.
Para multiplicar dicho efecto, han desarrollado una original forma de promoción donde las ferias más relevantes a nivel internacional (Ej: IBC) desarrollan un merchandising emocional con la identidad visual del «I amsterdam» que regalan a sus visitantes como el timbre de una bicicleta, un paraguas y un largo etcétera de posibilidades siempre relacionadas con el «alma» y «atmósfera» de la ciudad.
Es curioso por que además del eslogan, los amsterdinos están muy orgullosos de su escudo de armas. Así en torno a las tres cruces de San Andres que lo decoran y representan “popularmente” las tres grandes amenazas de la ciudad: el fuego, las inundaciones y la peste negra, han creado igualmente una «marca ciudad» simple pero muy reconocible que jalona todo tipo de recuerdos y elementos de memorabilidad y alta emocionalidad así como mobiliario urbano.
Por cierto, quizás te sorprenderá pero las letras corpóreas del «I amsterdam» se han retirado del RijksMuseum recientemente por petición de un partido de izquierdas (GroenLinks), que ha asociado esta iniciativa al turismo masivo, cuando la misma nació para promocionar el turismo inclusivo en 2004. Así que si quieres encontrarlas ahora aprovecha las que encontraras en el Schiphol Airport.
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No quiero dejar de mencionar aquí, para los fanáticos del branding el ejemplo de Oslo, con su «Brand Toolbox», una solución altamente innovadora y creativa para potenciar la marca de Oslo (región) globalmente a través de unas guías de estilo, recomendaciones y «check-list» para ayudar a los comercios y empresas locales a desarrollar sus historias de forma coherente y apalancada bajo la marca de Oslo. Incluso han designado un responsable de marca así como una alianza de las principales entidades de promoción para coordinarse y mejorar el impacto.
Más info en http://www.oslobrandbox.no/
Las iglesias clandestinas de Amsterdam: Capilla del Begijnhof y Nuestro Señor del Ático
Un destino experiencial debe trabajar siempre el factor sorpresa y el caracter singular, y eso me ocurrió paseando por la plaza Spui cuando observamos que una serie de personas conseguían entrar a uno de los patios interiores de las manzanas de casas, que tanto interés despertaban en mi. Decidí seguirles por un estrecho arco que da paso a un recinto privado donde reina el silencio y la paz con una hermosa iglesia en medio.
Este patio es feudo exclusivo de mujeres (viven alrededor de 140 hoy) ya que se trata de una «urbanización» fundada en 1346 para albergar a la hermandad de mujeres católicas llamadas Begijntjes (“beguinas”), mujeres con vida similar a las monjas pero sin votos monásticos. Las casas que conforman este recinto, son viejas y cuidadas viviendas, entre la que destaca la más antigua de la ciudad, que data del año 1465. Esta casa corresponde al número 34, fácilmente reconocible por su fachada de madera.
La capilla que aparecía ante nosotros, “Capilla del Begihnhof” fue en su momento católica pero fue confiscada tras la Reforma Calvinista y prohibido su uso religioso, para después ser cedida a los presbiterianos. Según la leyenda, la beguina más famoso, Cornelia Arens, antes de morir dejó dicho que quería ser enterrada en el patio y no en la iglesia por haber sido ésta profanada por los presbiterianos. Sin embargo, al morir, la enterraron en la capilla de la iglesia. Durante días, dicen que su ataúd aparecía en el patio nuevamente cada vez que la enterraban, hasta que finalmente decidieron darle sepultura en el patio.
Mencionar, por último, que si te gusta, esto de las iglesias clandestinas, puedes encontrar uno en un ático de un casa, bueno en realidad son tres casas unidas por la parte superior por su propietario, el rico mercader Jan Hartman,que quería dedicar una Iglesia a San Nicolás, patrón de la ciudad. Existieron otras muchas que surgieron en una época en la que el catolicismo era perseguido (siblo XVI) y lo que se dice es que las autoridades hacían la vista gorda siempre que por fuera no se apreciase que era un templo católico.
Hoy en día esta iglesia, mantiene el culto y es un muy apreciado para bodas…¡ya sabéis si tenéis pareja holandesa!
Decimos adiós a Amsterdam, dejando un montón de historias adicionales sobre el Nemo, la fábrica de Heineken, las tiendas maravillosa de Jordaan, esos molinos escondidos de la vieja Holanda y un sinfín de microexperiencias más que hacen de Amsterdam un maravilloso “marketplace” real del turismo experiencial.
Por cierto si no leíste la primera parte de este «artículo», aquí te dejamos el enlace:
[…] de reconocer que Budapest, como me ocurrió en Amsterdam, es un auténtico contenedor de microexperiencias y podría compartir muchísimas más, con […]
[…] 9 – ¿Qué ver en Amsterdam diferente? [Amsterdam] […]