Más allá de la vida caótica de Pekín, en lo más profundo de China encontramos una de las regiones con mayor diversidad del planeta. Un paisaje que emerge en una zona alejada de todo cuanto se asemeje a la vida urbana, y que ofrece al viajero una miscelánea de etnias, tradiciones y, por supuesto, experiencias. Todo ello en una conjunción casi mística con los contrastes de su ecosistema, que van desde montañas nevadas hasta profundas e inhóspitas junglas.
Ubicada al suroeste del gigante asiático, hace frontera con Laos, Vietnam y Birmania. Esta combinación de latitudes tropicales con frondosos bosques y glaciales en las altas cimas, unido a variedad de culturas que allí habitan, hace de este lugar toda una fuente de inspiración de grandes viajeros y literatos, para los que este emodestination no ha pasado desapercibido:
En el Yunnan no se habla del Pez sino del Tigre del Espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas. – JOSÉ LUIS BORGES
Duerme en sus campos de arroz y refléjate en sus lagunas
El entorno natural de Yunnan emociona desde el primer segundo que el viajero pasa allí. Un espectáculo deslumbrante se abre ante tus ojos durante el día, cuando los arrozales te invitan a pasear entre sus kilométricas y serpenteantes líneas. Y continúa conociendo a los campesinos y su forma de vida, tan rural y auténtica como si el paso del tiempo allí no tuviera cabida, para terminar admirando los estanques al atardecer, cuales espejos reflejando la caída del Sol.
Rutas de senderismo que llevan a enclaves como el Salto del Tigre, a los que sólo se puede acceder a pie y con una dificultad digna de considerar si no se está acostumbrado a rutas empinadas y algo escabrosas. Pero, sin duda, merece la pena sólo por admirar este lugar.
Y como recompensa, nada como alojarse en una de las acogedoras casas de huéspedes ubicadas entre los arrozales, desde donde se puede contemplar el paisaje nevado que precede las comarcas tibetanas, tan cerca y tan alcanzables a la vista.
El secreto está en el Sol
Dependiendo de la estación del año y la caída del Sol, la intensidad de la luz hace que las montañas de Yunnan cambien de tonalidad. Si bien en invierno se tiñen de rojo, en otoño se vuelven más amarillas; luego se vuelven verdes y, finalmente, parecen azules como si se tratara de espejos, cuando el arroz aún no asoma por encima del agua. Es entonces cuando se crea este maravilloso tapiz, donde los arrozales dibujan un mosaico natural único en el mundo.
Esta obra de arte agrícola fue esculpida por la etnia de los Hani 2500 años atrás, cuyos bancales de arroz han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y aún hoy siguen modelando el paisaje y creando nuevas formas en la montaña. Sin duda, una de las más espectaculares creaciones del hombre en la naturaleza. No es sólo una mágica tradición, es pura emoción.